Siempre lloro en los maratones.
Llevo dos en mis piernas y en ambos ha habido una constante y es la forma en que las emociones terminan por rebosar y no puedo parar de llorar una vez que cruzo la línea de los 42.195m.
Mi primer maratón fue en 2012 en Donosti. Un día gris, frío, ventoso, lluvioso, el peor día que puedes imaginar para debutar en la mítica distancia. Los entrenamientos estaban hechos pero la incertidumbre ante la distancia reina estaba en mi interior. Podré acabar? Seré capaz? Es posible correr durante más de 4 horas sin caer?
Hay varias cosas que recuerdo de aquel día.
Lo primero, la salida. Una multitud de locos vestidos de varios colores, venidos de todas partes pero compartiendo un mismo ansia por superarse en cada zancada, en cada kilómetro. Y el embrión de lo que sería a futuro uno de los mejores grupos humanos en los que he tenido la suerte de pertenecer.
Lo segundo, la rabia contenida de un corredor, lesionado en el km 18, que cerraba los puños y apretaba los dientes rebelándose contra su destino. Llorando porque sabía que su sueño no podía realizarse y sin embargo avanzando como si su vida dependiera de cada metro que recorría. Nunca olvidare esa mirada porque sintetiza perfectamente el virus que recorre nuestras venas.
Lo tercero, la llegada al estadio de Anoeta. Exhausto, escuchando los gritos de enfervorizados desconocidos que gritaban mi nombre, con mi cuerpo quejándose desde cada rincón de mi ser por el castigo recibido. Y con mi mente soñando con cruzar una raya pintada en el suelo.
El resto, es el material con el que se construyen los sueños. Los recuerdos, los abrazos, el haber podido demostrarme que podía hacerlo, que nuestra mente es capaz de hacernos llegar donde ni siquiera podemos imaginar. Que todo en esta vida es posible si la motivación es la adecuada.
Mi segundo maratón fue Mapoma 2013. Correr la distancia de Filípides por tu ciudad es una experiencia única.
Cuando entrenas por el recorrido de la carrera, te preguntas cómo reaccionaras ante esa cuesta que subes, aparentemente sin dificultad.
Cuando paseas por las mismas calles en las que has llevado tu cuerpo al límite, los recuerdos se agolpan en tu mente y una media sonrisa aflora en tu rostro recordando la satisfacción del esfuerzo realizado, de haber podido con ello.
Podría entrar en detalles de lo que me puso los pelos de punta. Simplemente mencionaré el momento en que te recorrí, el momento en que os vi y el abrazo.
Y ahora quedan menos de dos semanas para Sevilla 2014.
Olvidaos de lo que a veces se lee. La magia del maratón es que la mayoría de los mortales solo aspiramos a correr uno o dos al año. Son dos días máximo de 365 donde, por mucho que hayas entrenado, por mucho que hayas visualizado el recorrido, por mucho que tengas sensaciones, sabes que, en la hora de la verdad, cualquier cosa puede pasar.
La magia del maratón es que una vez al año nos enfrentamos con nosotros mismos para demostrarnos que somos capaces de ir más allá de nuestros límites. Cada uno los suyos. Todos emocionantes y singularmente fundamentales.
Sé que recordare esta maratón toda mi vida porque trasciende una prueba de atletismo para pasar a ser una experiencia vital rodeado de tanta buena gente, de tal grupo de amigos, que se lo contaré a mis nietos con emoción contenida dentro de unos años (espero que muchos años jejejeje).
Hemos entrenado duro, hemos reído mucho, nos hemos contado nuestras vidas en las tiradas largas, hemos visto amanecer, hemos pisado charcos, nos hemos helado, nos hemos empapado, hemos sentido el sol quemando nuestra piel y sobre todo, hemos seguido fieles a nuestros sueños.
Es el momento de sacar todo lo que llevamos dentro y disfrutar de una experiencia inolvidable.
Es el momento de correr un maratón.
4 ideas sobre “El sentimiento de correr un Maratón (por @oscarac07)”
espero que disfrutéis mucho en la marathon de Sevilla, y que quede grabado en vídeo todo vuestro finde. Sois únicos
Óscar,pedazo entradon, desde la distancia un abrazo enorme
Emociones a flor de piel , espero corras igual que escribes. Deseando poder tener alguna de las sensaciones de las que hablas! Salud y kms, compañero del Metal;)
Óscar es precioso lo que has escrito, pero mucho más debe serlo el haber sentido todo eso que cuentas. Enhorabuena por lograrlo y gracias por compartirlo.