Ha pasado mas de una semana desde que corrí la Madrid-Segovia y aún no se muy bien como empezar esta crónica. He borrado ya un par de veces el primer párrafo y tengo la pantalla llena de Tippex!! Creo que directamente voy a escribir lo vivido en primera persona y como casi siempre dejar llevar mis dedos por el teclado y que sean mis recuerdos, sensaciones y sentimientos los que hablen.
Advierto a los/as incautos/as que si ya de por si mis crónicas son largas, la de una carrera de casi 102 kilómetros puede ser cuasi interminable! Sólo deciros que ya me ha contactado Peter Jackson para hacer una trilogía con un par de precuelas y una secuela además de una serie y dos spin-off. Así que acomodáos y seguid adelante o cerrar la pantalla y continuad con lo que estuvierais haciendo!!
Cierro lo ojos y vuelvo a estar en Plaza Castilla, pocos minutos pasados de las 7 de la mañana. Jose y yo hemos llegado pronto, aún es de noche, pero ya hay un buen número de corredores pululando bajo una de las torres. Contacto visualmente con los primeros conocidos (Charli, Albertopulos..) Comenzamos las charlas previas con los nervios flotando en el aire y retorciendo los estómagos. Ya no hay marcha atrás!
Después de dejar las mochilas que nos esperarían en las respectivas paradas (Colmenar, Cercedilla, Segovia) nos encontramos con muchos mas conocidos que iban a correr con nosotros o que venían a darnos ánimos en la salida. Voy a intentar nombrar a tod@s, si me dejo a alguien por favor perdonadme pero mis neuronas no dan mas de si. Estaban los compañeros y amigos de Drinkingrunners que nos acompañarían durante un tramo de la carrera, Pablo, Oscar Adán y Paco que vino hasta Colmenar ni mas ni menos. Además nos dieron su apoyo Rafa y María. También se presentaron Manuel y Rai que nos acompañaron un buen rato corriendo. Estaban por allí inmortalizando el momento mi tocayo Alberto de RunnersdeBarrio y el gran Fisioteko del Team Sport Spirit (gracias por esa chapa. Me dio suerte, ánimos y fuerza). Otros invitados de excepción fueron los cupcakes de Alma que nos aportaron la inyección de energía necesaria para emprender la marcha y casi casi si me apuras, llegar hasta Cercedilla sin probar bocado!
Después de una pequeña charla técnica y con una puntualidad casi británica suena la señal de salida y nos ponemos en marcha! Sólo quedan 102 kilómetros por delante!!
Para no dejarme nada en el tintero voy a dividir el relato según los tramos entre los avituallamientos.
Madrid – Tres Cantos
Salgo muy tranquilo, trotando tranquilamente. Quería ir a mi propio ritmo, ni mas rápido ni mas lento, ese ritmo era muy parecido al de Guillermo (GuillermoF1) y Alberto (@albertoigle) y nos convirtió en compañeros durante mas de 55 kilómetros. El trote en cuestas abajo y llanos combinado con el andar rápido en la subida se convertiría en una constante durante toda la carrera. Estos primeros 16 kilómetros entre asfalto, pistas de arena y carril bici pasan rápido entre risas y bromas y algún que otro chiste malo (si, lo conté yo! Que pasa??). Quiero destacar que gracias a Paco no me dejé los dientes y quizá las opciones de llegar a Segovia ya que me agarró en tropezón que pegué poco antes de llegar a Tres Cantos.
Tres Cantos – Colmenar Viejo
Tras tomar un par de sorbos de agua y comer algo ligero partimos hacia Colmenar Viejo. Todavía no pega el sol gracias a unas nubes (decorativas que dirían algunos meteorólogos) y el calor no nos hace sufrir. Poco a poco se va subiendo por caminos bastante anchos hacia Colmenar y se nota que andamos bastante mas tiempo del que corremos. La subida final del cementerio se hace especialmente dura debido a su desnivel y a que el sol ya empieza a saludarnos desde arriba. Aún así avanzamos a buen ritmo! Llegada a Colmenar, control de paso, cambio de zapatillas, hidratación, sándwich para la buchaca y un poco de vaselina (para las rozaduras copón!!). Parada mas larga de lo esperado pero que no me hizo mal. Paco se despide y vuelve a casa para evitar un inminente divorcio! Gracias compañero! Llevábamos ya casi 28 kilómetros.
Colmenar – Puente Medieval
Saliendo de Colmenar seguimos con buen humor saludando a los lugareños y miembros de las fuerzas del orden público lo cual hace que esos primeros kilómetros mas feos pasen rápido. A partir de ahí comenzamos un tramo de bajada algo técnica que hace que vayas muy entretenido y con cuidado de no fastidiarte un tobillo. Después de algún repecho y mas bajadas enfilamos el avituallamiento del Puente medieval. Allí está la gran Isabel con el avituallamiento solidario de su proyecto Esprinta África. Muchas gracias por todo!! Los 34 kilómetros ya se notan al igual que el calor y el psoas, que empieza a protestar en las bajadas.
Puente Medieval – Manzanares
Seguimos a buen ritmo, el grupo de tres que formamos a la salida se mantiene. Nos hablamos, nos preguntamos como estamos, compartimos agua, comida, hemos formado un gran equipo!! Este tramo es bastante duro, con varias subidas continuadas y una bajada en la que trotamos alegremente hasta el embalse de Manzanares. Se nota que se acerca el paso por el «maratón» y las piernas y el cansancio pican. Llegamos al avituallamiento donde nos sorprende un plato de pasta que ninguno probamos! De nuevo recuperamos líquidos, comemos algo frugal y volvemos a tomar el camino que nos lleva hacia Mataelpino (Killthepine que diría Ana Botella). 42,2 kilómetros.
Manzanares – Mataelpino
El calor ya aprieta de lo lindo. Mucho. Guillermo no hace mas que echarse agua por encima. Alberto y yo lo soportamos como podemos y seguimos avanzando, devorando kilómetros. Guillermo comenta que el paso es bastante mas rápido que el año anterior. Las continuas subidas y la escasez de reservas de agua hacen este tramo peliagudo. Por suerte encontramos una fuente (ya cerca del control) y nos refrescamos. En la última parte nos llevamos la sorpresa de la visita de Luis Arribas (@_spanjaard) que nos acompaña durante casi un kilómetro dándonos consejo y animada charla. Pasamos un último duro repecho y llegamos a la plaza de Mataelpino. Muchos ánimos de los allí presentes y un gran avituallamiento además de agua fresca de la fuente. Parada de unos 10 minutos para recuperar fuerzas y continuar hacia el siguiente punto. Ya hemos llegado casi al meridiano de la prueba y las sensaciones son inmejorables. No hay dolores ni molestias graves, la cabeza está en su sitio y el ánimo por las nubes.
Salimos de Mataelpino con fuerzas renovadas, afrontando una de las partes mas difíciles según me habían contado. Una continua subida, con algún que otro pequeño descanso. Empezamos con senderos donde hay que ir de uno en uno entre las jaras. El calor es casi asfixiante. Unos cuantos kilómetros después llegamos a una pista ancha, donde el sol pega de lleno sobre nuestros cogotes. Sigo a un ritmo bastante alto, andando muy cómodo y rápido. Veo que Alberto y Guillermo se quedan un poco atrás y pienso que quizá me estoy excediendo. El avituallamiento parece que no llega, la subida se hace eterna y dura pero me noto con fuerzas y no pienso en otra cosa que no sea seguir hacia delante. Por fin veo un grupo de corredores a la sombra y una pequeña carpa! He llegado! Km 58 casi. Bebo un poco, como algo y espero a mis compañeros. Alberto llega un par de minutos después que yo. Comentamos el último tramo mientras estiro un poco. Después llega Guillermo, bastante fatigado. Nos dice que sigamos sin el, que no va fino. Le pregunto si necesita algo y dice que no, que todo va bien.
La Barranca – Cercedilla
Le hago un gesto a mi tocayo para salir hacia Cercedilla. Salgo caminando despacio hasta la carretera, cuando me giro no le veo… Pienso que estará cambiando el agua al canario y sigo un par de minutos despacio. Cuando la carretera se inclina hacia abajo empiezo a trotar. Las piernas siguen con fuerzas. Mi tocayo no viene y decido seguir hacia delante. Avivo el paso, voy pasando corredores. Giro a la derecha y tomamos caminos de tierra de nuevo. Tras un par de minutos por el camino se presenta ante mi una pared de 400 metros!! Copón! Meto la reductora, conecto el 4X4 y comienzo a subir a buen ritmo. Una vez arriba empiezo de nuevo a trotar, una bajada para cruzar la carretera y acercarnos a Cercedilla. Me uno a un corredor con el comparto un par de kilómetros, me cuenta su experiencia del año pasado (esa experiencia suya me salvó en el km 91). Voy mas rápido que él y me despido por el momento. Continuo trotando hacia el siguiente control. Llego a Cercedilla a las 18:15. Menos de 10 horas para los 65 primeros kilómetros. Me encuentro genial de fuerzas y ánimos! Las piernas y los pies son otro cantar, pero no me importa.
Cercedilla
En la entrada del polideportivo me esperan mi hermana, mi cuñado y mi sobrino! Sorpresón! Me preguntan que tal voy. Les digo que voy perfecto (un poco flipado es lo que iba). Me comentan que no parece que lleve 65 kilómetros a cuestas y la verdad es que yo tampoco siento esos kilómetros encima. Pido mi mochila, como uno de los sandwiches que llevaba preparados, bebo un par de vasos de coca cola, me cambio de zapatillas y calcetines después de embadurnar de nuevo los pies en vaselina, me cambio de camiseta y me preparo para salir de nuevo. Justo antes de salir entra Alberto. Me comenta que no va a seguir, la rodilla ha dicho que hasta aquí había llegado. Le digo que lo piense, que si solo son molestias quizá pueda seguir. Le doy un abrazo enorme y sigo mi camino después de despedirme de los míos. En la salida del Polideportivo está Beatriz que me da ánimos y me pregunta que donde voy ya de manga larga!! Uno que es friolero! Además no quiero tener que cambiarme en medio de la subida a la Fuenfría.
Cercedilla – Alto de la Fuenfría
Sin duda alguna es el tramo mas duro de la carrera. Desde que sales del polideportivo hasta que llegas arriba tienes 15 kilómetros con un control a mitad de camino. Salgo trotando, fresco y con muchas fuerzas. Voy adelantando a compañeros, nos damos ánimos entre nosotros. Al llegar a la estación y girar a la derecha hacia Las Dehesas empiezo a andar de nuevo. Paso rápido. Voy mejor de lo pensado. En el horizonte veo a Rafa, Ruth y Ricardo. Les alcanzo al llegar a las Dehesas y sigo subiendo a mi ritmo después de charlar un rato con ellos. Parada breve en el punto de control, agua, pastilla de sales y al lío. Continuo subiendo todavía con luz (si me lo llegan a decir no me lo hubiera creído). En el mirador de Luis Rosales enciendo el frontal y la luz de posición. Noto el cansancio acumulado pero troto en el pequeño descanso que hay en esa zona. Queda poco para las nueve y noto sueño y cansancio así que me tomo un gel de Energy Boost con cafeina de Victory Endurance. Me da la vida, aunque la subida se me hace muy muy larga. Las referencias tomadas tres semanas antes en el entrenamiento no sirven. Los kilómetros pasan lentamente aunque parece que el ritmo no ha decaído. Para colmo me pego un susto del 13 cuando miro hacia los lados de la carretera y veo una docena de vacas en doble fila tomando el fresco o preparándose para pasar la noche! Joder!! Pulsaciones a mil.. Me repongo de la angina de pecho y continuo subiendo! Al fin veo las luces a lo lejos! Ya estoy arriba!
Alto de la Fuenfría – Cruz de la Gallega
Son casi las nueve y media de la noche. Tomo otro sándwich que llevaba en la mochila, bebo agua, pico unos frutos secos y después de saludar a Ruth, Rafa y Ricardo que me pisan los talones salgo dirección a Segovia. Sólo quedan unos 23 kilómetros para conseguir acabar este reto. Comienzo la bajada a un ritmo bastante alto para los kilómetros acumulados que llevo. Y cuando digo bastante quiero decir demasiado. Adelanto a varios corredores y marchadores en los primeros 4 kilómetros de bajada. Pero de repente el cuerpo me da un aviso. Me noto flojo, el estomago no va fino, tengo ganas de vomitar pero no paro. Bajo un poco el ritmo, dejo de trotar y comienzo a caminar lo mas rápido que puedo sin que el mal cuerpo vaya a mas. Me tomo otro gel ya noto que las fuerzas me han abandonado. Me alcanzan varios de los compañeros a los que antes he adelantado. Me acuerdo de las palabras que David (@ultraroncero) me dijo el jueves antes de la carrera: «Cuando vayas mal, no te pares, sigue, aunque sea lentamente, pero sigue». Y eso hice, bajé un poco el pistón pero seguí avanzando. Me enganché a un marchador y me puse a trotar a su lado (que manera de andar la virgen!!). Por fin un poco mas abajo vemos las luces del control y oímos musiquilla acompañada con el «runrun» del grupo electrógeno. Estamos en el kilómetro 91.
Cruz de la Gallega
Me sellan el penúltimo control. Sólo quedan 11 kilómetros. Esto está hecho. Ya nada puede hacer que no consiga mi objetivo. Antes de beber o comer algo me dirijo a un apartado para hacer aguas menores. Una vez evacuadas me dirijo de nuevo a la mesa para beber y comer algo. De repente la visión se me nubla, me mareo, todo me da vueltas. Que me pasa?? Una pajara?? No puede ser, he comido bien durante toda la carrera, he bebido, he tomado sales. Me siento en una de las sillas que hay. Me tiemblan las manos, las piernas, tengo frío y sigo sin poder fijar la vista. Uno de los voluntarios me pregunta si estoy bien, le digo que he tenido momentos mejores (si soy capaz de bromear es que no voy a morir hoy). Entonces me acuerdo del compañero que encontré antes de llegar a Cercedilla. Me comentó su abandono el año pasado por una bajada de tensión. Puede ser eso? Creo que si. Pido un vaso de Coca-Cola, una magdalena (nada de muffins), unos frutos secos, un plátano, otro vaso de Coca-Cola. Pasan los minutos, cinco, diez, sigo igual. Me digo que no hay prisa, que ahora lo fundamental es llegar. Las cuentas de sub 16 horas que iba echando me importan un carajo. No voy a quedarme a 11 kilómetros de Segovia, aunque tenga que pasar una hora allí hasta que me recupere. Mientras sigo con mis pensamientos y mis temblores llegan Ricardo, Rafa y Ruth. Me preguntan como estoy les digo que estoy mas pa allá que pa acá. Posiblemente una bajada de tensión. Entonces Rafa obra un milagro! Saca sus pastillas Glucosport, las de toda la vida y me da una! Como diría la Botella «Jand of seint» (mano de santo) En un par de minutos estoy como nuevo. Les pregunto si me admiten como animal de compañía para el último tramo y me aceptan gustosamente (no sabían lo que hacían).
Cruz de la Gallega – Segovia
Salimos andando tranquilamente y con cuidado ya que el primer tramo es traicionero, bajada hacia Segovia en un terreno irregular. Ruth trota alegremente delante nuestra (después de mas de 90 kilómetros y sus molestias). Los kilómetros se hacen largos, pero entre chascarrillo y chascarrillo intentamos amenizarlos. Trotamos cuando podemos pero sobre todo caminamos, los pies duelen, las rozaduras en los muslos son algo mas que molestas y las fuerzas están bajo mínimos. Llegamos a la estación del Ave. Quedan 6 kilómetros, las luces de Segovia parece que no quieres acercarse. Los caminos se hacen pesados con la arena que te atrapa y no te deja avanzar. Hay momentos en los que creemos haber equivocado la dirección, pero seguimos en la senda correcta. La pastilla de glucosa me ha dado un buen subidón, parezco Pocholo de fiesta por Ibiza. Mis compañeros me aguantan como pueden pero es difícil. Ruth bromea con la opción de jugarnos la entrada al sprint, acelera un poco, se frena, juega al despiste. Siguen las risas. Estamos cerca, muy cerca de Segovia, pero parece que nunca llegamos, pasamos bajo la carretera y enfilamos los últimos tres kilómetros. Los perros ladran a nuestro paso y Segovia parece que sigue igual de lejos que hace 10 minutos! Imagino a unos pequeños duendes moviendo la ciudad hacia Burgos… Cabrones!!
Segovia
Por fin entramos en Segovia, dejamos atrás los caminos, la tierra, las piedras. Aún con casi 100 kilómetros en las piernas agradezco el asfalto. Bajamos trotando el primer tramo hasta una rotonda. Ruth se pone delante y Rafa y yo la alcanzamos junto con Ricardo. Una pequeña subida que hacemos caminando evitando que nos atropelle uno de los pocos coches que circula a esas horas. Arrancamos a correr, si correr, no trotar. Queda poco mas de un kilómetro, todo bajada excepto un repecho corto. Empiezo a acelerar, pasamos a varios corredores que van andando hacia la meta. Recibimos el ánimo de la gente que anda por las calles. Meto un cambio mas, Ricardo me sigue cerca, Ruth y Rafa quedan un poco atrás. Sigo acelerando en la subida y aún mas en la bajada que lleva al Acueducto. Me desabrocho la mochila para que se vea bien la camiseta en la foto de llegada. Me gritan desde el público y veo a Elena y Toni que están esperando la llegada de varios amigos (yo entre ellos). Paso como un rayo (o eso me parecía a esas alturas) y veo la meta! Aprieto y llego al final por debajo de 17 horas!!! Aún con el percance en la Cruz de la Gallega he bajado con mucho mi mejor previsión de tiempo.
Estoy cansado, tengo mal cuerpo, me duelen los pies, las rozaduras en los muslos, la espalda me mata… Pero estoy feliz! Muy muy feliz! Llegan Ricardo, Ruth y Rafa. Les doy un abrazo y las gracias. Sin ellos no se si hubiera podido llegar hasta el final. Recibo la medalla, bebo agua, me hago una foto. Le doy un beso a Elena y un abrazo a Toni (lástima no deleitarme con ese ponche Segoviano que habíais comprado). Tuiteo mi llegada a meta para culminar la crónica en vivo que había hecho durante todo el día. La cabeza me da vueltas. No puedo pensar con claridad. Son muchísimas sensaciones juntas…. Imposibles plasmarlas por escrito.No se si habré reflejado lo sentido en esas casi 17 horas de carrera, creo que no. Es muy difícil expresar todos los sentimientos que puedes llegar a sentir durante una prueba de esta duración. Quienes ya habéis corrido alguna lo sabréis, quienes no lo hayan hecho no lo entenderán, pensarán que estamos locos, que quien nos manda, que no compensa, pero os equivocáis en todo (menos en lo de que estamos locos). Compensa y mucho. Sentir la compañía de tus amigos, la fuerza que te dan, el ánimo de todos los participantes con los que te cruzas en el camino, el vacío del cansancio, el poder de tu mente que te empuja cuando tu cuerpo no puede o quiere mas… y tantas y tantas cosas que necesitaría otro par de párrafos para detallarlo!
No quiero entreteneros mas, sólo lo justo para dar gracias a tod@s los que habéis estado a mi lado durante la preparación de la carrera y la carrera. Sobre todo a mi mujer, que me aguanta todo y mas. A mi familia por estar en los buenos y en los malos momentos. A los Drinkingrunners que siempre creyeron en mi. A mi «hermano» Jose que es un fuera de serie y también acabó la carrera. A los amigos de Venycorre que nos apoyaron equipándonos y apoyando a #KmsXalimentos. Y como no a mi Sensei, Oscar de las Mozas que ha hecho que llegue en la mejor forma posible a este reto! Y como no a todos vosotros que estáis al otro lado de la pantalla dando ánimos tanto en Twitter como en Facebook!
Os Hamo!!!
Una idea sobre “Madrid – Segovia. Una ultracrónica”