En la oficina: Pero vas a correr hoy?? Si está nevando??
Con los amigos: No me digas que te vas a levantar el domingo a las 7:00 para… ir a correr?? Pero no tienes otra hora?? Si es un domingo??
Vuelta a la oficina: Que tal las mallas?? Sientan bien?? (codazos, guiños)
Y tú apuras el café, sonríes, y descubres la imposibilidad de explicar esa necesidad de devorar kilómetros que te ha poseído desde hace ya tiempo.
Porque nadie, por mucho que te vea correr, puede descubrir a simple vista, que el origen de ese ansia no está en las piernas, está en la mente.
Aquí me podría extender con datos bioquímicos, endorfinas, lactatos y demás literatura técnica (supercherías que diría alguno) pero la realidad es más compleja.
Cómo explicar el mantra derivado de la cadencia rítmica que surge de los pequeños detalles. Pisada, talon, pulso, respiración, pisada.
Cómo explicar la introspección realizada después de estar 2 o 3 horas sin pensar en nada más que en ti, en tu cuerpo, en tu esfuerzo, en tu objetivo.
Cómo explicar la rapidez de respuesta de tu cerebro al ser capaz de dar con la idea que te lleva rondando días y que se materializa mientras sigues con tu mantra particular (pisada, talón, pulso, respiración, pisada)
Como explicar que corremos sin poder llegar nunca al final, nos entrenamos sin la esperanza de ganar una carrera, nos esforzamos, por el simple placer de superarnos día a día.
Como explicarlo…