Cuando pensé en correr la Media de Madrid, me pareció lo más natural a tres semanas del primer reto del año: Mapoma. Cuando me dijeron que molaría hacerlo dando ánimos con un megáfono me gustó mucho la idea y me hizo ilusión. Una vez en la salida con el aparatito de marras en el brazo me acordé de varios familiares vivos y ya fallecidos del que tuvo y la idea y también míos por haber aceptado.
Ahora que ya han pasado los 21 kilómetros y casi 24 horas desde que acabó la carrera las sensaciones son de absoluta satisfacción y felicidad. No cambiaría esas casi 2 horas pateando las calles de Madrid con mi familia de Drinkingrunners por nada del mundo (o casi nada…).
Desde que dejamos las mochilas en el ropero hasta la línea de meta fue un continuo torrente de chistes, canciones, gritos de ánimo y risas. Hubo tiempo para los grandes éxitos populares como “Un pueblo es”, “Tengo una vaca lechera” y también momentos de anuncios “ha llegadoooo el tapiceroooooo” o “no diga agua, diga Ferriwater”. Aprovechamos para repasar las paradas de metro por las que pasábamos con sus diferentes correspondencias, además de diversión también hicimos un servicio público de información al ciudadano!
La gente a nuestro alrededor flipaba al vernos correr con ese “chisme” diabólico y es que ni siquiera en las cuestas finales paramos de dar ánimos al público y corredores. Durante toda la carrera hicimos apología del #Run4Fun y de la solidaridad con nuestro proyecto de #KmsXalimentos.
La próxima parada: Mapoma. Y ya lo he dejado bien clarito, si queréis que alguien lleve el megáfono, id avisando a la madre del topo.
Siempre vuestro.
@Albbarrantes
